Buenas Noticias , educación , noticias Jueves, 14 diciembre 2017

El trabajo de un profe puede cambiar vidas y con estas historias te demostramos por qué

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En este espacio te contaremos todas las buenas noticias de nuestros amigos auspiciadores.

Todos tenemos un profe que recordamos con una sonrisa. Algunos tienen más de uno. Nadie puede negar que también existen algunos maestros que quisiéramos olvidar pero también están de esos que con una sola clase te hicieron elegir hasta la carrera que seguiste. De esos últimos son los tres profes que te presentaremos en este post.

Antuanet Velarde, Carlos Flores y Elmer del Pozo llegaron por distintas razones a la Clínica San Juan de Dios de Arequipa y Cusco. Ninguno de los tres es médico pero aquí trabajan, entre algodones y sueros. Ellos enseñan en las aulas hospitalarias de la Fundación Telefónica instaladas en el lugar para que los escolares no pierdan sus clases solamente por estar enfermos. Aquí ya te habíamos contado en qué consistían. 

Antuanet

Los niños y adolescentes no son los únicos que quedan marcados con las Aulas Hospitalarias. Los profesores también. Antuanet, por ejemplo, reconoce que inicialmente se sintió afectada emocionalmente pues el éxito de la clase no dependía exclusivamente de ella:

«Había días en los que yo preparaba emocionada mis clases y al día siguiente iba con todo mi material, pero los niños no podían seguir porque tenían que afrontar un tratamiento doloroso o porque estaban tristes pues los papás no los acompañaban o porque estaban en un lugar desconocido».

Antuanet a Imagen: Correo

Antuanet a la izquierda. Imagen: Correo

Antuanet llegó a las Aulas Hospitalarias cuando estaba a un año de acabar la universidad. Tenía miedo de ingresar a enseñar a un hospital porque no se sentía preparada para hacerlo con pacientes a pesar de que ella estudió Educación Especial. Los niños con los que se encontró al inicio mostraban la timidez propia de quien huye de los adultos que solo se acercan a ellos para hacerles análisis clínicos. 

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

En esas circunstancias, la novedad de la tecnología y la familiaridad de Antuanet facilitaron pronto su trabajo.  Su labor  incluía combinar el deber y el cariño por los alumnos. La profe no solo les ayudaba a aprender, sino que a veces también le tocaba consolarlos, abrazarlos o simplemente acompañarlos. Por eso se enfatiza tanto en el aspecto emotivo. 

Elmer

Imagen:

Imagen: Fundación Telefónica

Decíamos que el paso de la timidez a la alegría de los niños se da con rapidez. El profe Elmer del Pozo cuenta de qué manera es este cambio:

«Una vez que los niños conocían las aulas ya estaban ansiosos por querer salir de sus cuartos e ir a los salones. Les gustaba por todo lo que había y porque les gustaba escapar de la rutina».

Elmer llegó a este proyecto cuando tenía 24 años. Estudió Educación Especial porque tenía un hermano con discapacidad intelectual. «Por entonces ni se reconocía como tal, ni siquiera se hablaba del tema», cuenta. Le generó curiosidad conocer más a este grupo de personas y cuando escuchó de un aula en un hospital los ojos le brillaron de la emoción.

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

Su curiosidad lo llevó, una vez dentro, a diseñar ortésicos (prótesis para niños con discapacidad motora) con tubos de plásticos. En su cara se dibuja una sonrisa cuando narra la felicidad que los niños sentían mientras utilizaban las computadoras gracias a esos ortésicos. Eso demuestra que no bromea cuando dice que para esta carrera hay que ser muy empático y comprensivo.

Carlos

Carlos Flores vive su trabajo con un divertida e inesperada sensación de estrellato. Pasa que los alumnos se entuasiasman mucho al verlo  ingresar al aula. «Cuando entro al salón todos los niños vienen corriendo a saludarme», cuenta mientras recuerda a los chicos alrededor suyo. De hecho, Carlos es uno de los profes más orgullosos de sus estudiantes. Aquí cuenta por qué:

«Yo buscaba la manera de llegar a ellos. Quería saber cómo podrían hacer mis trabajos así que descargamos juegos muy comunes en las tablets. Gracias a esos juegos ahora tenemos a 4 chicos que hablan. Los doctores nos preguntan cómo lo logramos y nosotros les contamos orgullosos».

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

Este intercambio lúdico y de aprendizaje es lo que le hace sentir, en sus palabras, como «una estrella de cine» con sus niños y los doctores. Él mismo se plantea una pregunta para la que ya tiene una respuesta: «Si tú me dieras a elegir otra carrera yo volvería a elegir esta».

 

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