Buenas Noticias , noticias Miércoles, 15 noviembre 2017

Mira por qué el objeto que ves en esta foto puede alegrarle la vida a los niños hospitalizados

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Elmer del Pozo es un profe que cuando veía un tubo de plástico, de esos que usas para las tuberías de tu casa, ya estaba pensando en diseñar algún ortésico. Un ortésico es una prótesis que puede utilizar cualquier persona con alguna discapacidad física y que sirrve para que el paciente pueda sujetar alguna cuchara, un cepillo, un lápiz o un mouse.

A simple vista...

Esto es un ortésico. Imagen: Sophimanía

A primera vista, un ortésico parece una rodillera o hasta un juguete amorfo. Su simpleza no muestra la felicidad que puede regalarle a una persona con alguna discapacidad motora, como lo experimentó Elmer. En el 2003, el profesor llevó por primera vez estos utensilios al aula hospitalaria de la Fundación Telefónica en la Clínica San Juan de Dios de Cusco:

«El salón tenía equipos modernos, como computadoras y mouses especiales, pero los niños no podían utilizarlos. Cuando recibieron los ortésicos, el cambio fue enorme. Los niños y adolescentes se emocionaban al poder pintar y escribir, cuando antes sentían que no podían hacer nada».

La idea de llevar esos instrumentos al Cusco nació del propio docente. Él vio que un Instituto de Rehabilitación en Lima utilizaban estos aparatos para las actividades de aseo o alimentación. «Yo pensé que yo también podría diseñarlos con tubos de PVC, pero para que los niños puedan teclear, coger el mouse, pintar o escribir», cuenta orgulloso.

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Para esto sirve un ortésico. Imagen: Sophimanía

Los niños a los que se refiere Elmer son los doce que tenía a su cargo cuando fue docente de esa aula hospitalaria de la Fundación Telefónica, entre 2002 y el 2015. La mayoría de ellos sufren problemas motores a causa de la parálisis cerebral asociada a discapacidades intelectuales, traumatismo encéfalo craneano, autismo y síndrome de Down.

Esos problemas de salud obligan a que los menores hagan de los hospitales sus segundos hogares, donde muchas veces pierden clases o años escolares enteros. Por suerte, en esa clínica había un aula hospitalaria y un profesor como Elmer, quien —para la pena de los pacientes— desde hace dos años fue convocado por el Estado para dirigir el Centro de Educación Básica Especial don José de San Martín en Cusco.

Imagen: Fundación Telefónica

Elmer del Pozo. Imagen: Fundación Telefónica

El aula hospitalaria de la Clínica San Juan de Dios funciona desde el 2004 y no solo cuenta con profes como Elmer, sino también con acceso a Internet, programas educativos, juegos didácticos y una minibiblioteca. La tecnología sirve, por ejemplo, para que el docente Carlos Flores haya logrado avances como estos:

«Nosotros nos descargamos en la tablet este juego de Tom, el Gato, y nos ha servido bastante. Gracias a esta app tenemos 4 chicos que ya hablan. El director del hospital y los mismos doctores nos preguntan cómo hicimos para que puedan hablar y pronunciar las palabras tan claramente».

Son 140 pacientes entre 3 a 20 años de edad los que se benefician con este tipo de tecnologías en el aula hospitalaria de Cusco. Felizmente, el Estado ya empezó a replicar el programa. Se van a necesitar bastantes tubos.

 

 

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